La forma más sencilla de volar, fácil y económica.
El parapente (del francés parapente, acrónimo de parachute, paracaídas, y pente, pendiente) es un deporte nacido a finales del siglo XX por la inventiva de montañeros que querían bajar volando mediante un paracaídas desde las cimas que habían ascendido.
El ala, y a veces todo el equipo, se llama así con el mismo nombre, parapente. La definición técnica sería algo así: planeador ligero flexible. Planeador porque no consta de motor y flexible porque no hay partes rígidas que compongan el ala, por lo que puede ser transportado en el maletero de un coche. El peso de todo el equipo suele rondar los 15-20 kg, aunque hay equipos para montaña que llegan a pesar hasta 4 kg. El piloto y ocasionalmente el pasajero de parapente estarán equipados con el equipo de seguridad obligatorio, cascos y paracaídas de emergencia, y con diversos instrumentos electrónicos: variómetro o altivario, GPS y equipo de radio.
El rango máximo y mínimo de velocidades relativas para un modelo de parapente intermedio es: Velocidad máxima: 50 kilómetros/hora. Velocidad mínima: 24 km/h. Un parapente de competición puede superar los 60 kilómetros/hora y una relación de planeo, o "fineza" de 10:1, es decir, que por cada 10 metros relativos de aire que avanza se desciende uno. (debemos pensar que estando en el aíre, la velocidad en este caso siempre será relativa a la fuerza y dirección del viento, y no confundir con la velocidad real a la tierra GPS). Todos los parapentes se encuentran en permanente descenso y carecen propiamente de autonomía para desplazarse en el aire ya que dependen de las corrientes de aire para su sustentación.
Se trata de poder despegar, volar y aterrizar con un ala flexible por los propios medios del piloto, es decir, a pie. El ideal sería desde una ladera no muy inclinada y encarada a un viento moderado de unos 10-20 km/h, o menos aún si se pretende volar cerca de la costa, ya que el aire tendrá una mayor densidad allí debido a unas presiones atmosféricas y humedades relativas más elevadas. Después el piloto se sentará cómodamente en una silla o arnés, unidos a las bandas de suspentaje mediante dos mosquetones y se mantendrá volando gracias a la sustentación que genera el aire.